Desinfección por ozono | No recomendable contra el coronavirus

desinfeccion contra el coronavirus

Con la crisis provocada por el COVID-19, ha surgido una creciente demanda de tratamientos de desinfección por parte del público general, y asociada a ella, han aparecido los ozonizadores o purificadores de aire. No se trata de una tecnología nueva, ya que lleva implantada unos 30 años.

¿Qué es el ozono?

El ozono es una sustancia química compuesta por 3 átomos de oxígeno. Es un gas incoloro, aunque en grandes concentraciones puede tener una tonalidad azul, con olor similar a la del marisco podrido. Es muy inestable, por lo que debe producirse en la instalación donde va a ser empleado, no pudiendo almacenarse, ya que se disocia fácilmente liberando átomos de O que reaccionan con otras moléculas, lo que lo convierte en altamente oxidante.

Es por eso que tiene un gran poder desinfectante, ya que es capaz de romper las membranas celulares, dañando las células, por lo que es considerado uno de los mejores desinfectantes del agua1, siendo usado para tal fin, desde finales del siglo XIX. Por el contrario, aquello que lo hace muy útil para la desinfección del agua (tanto potable como residuales), supone un inconveniente a como desinfectante ambiental o de superficies.

Debido a su poder oxidante, el ozono está considerado un contaminante troposférico (cuando se encuentra en la capa de aire que hay en contacto con la tierra), con graves efectos para la vegetación y la salud humana. A corto plazo reduce la función pulmonar y aumenta los síntomas respiratorios (tos, irritación de garganta, sibilancias, opresión del pecho), provoca dolores de cabeza, fatiga e irritación en los ojos y tiene efectos vasculares2, entre otros. A largo plazo, los efectos son más graves y contaminantes.

Marco Normativo y Regulativo del uso de ozono:

Es por ello que tanto a nivel Estatal, como a nivel Europeo, existen unos límites de exposición al ozono, siendo el valor límite recomendado por la OMS de 100µg/m3 media de 8 horas de exposición3. Las personas con enfermedades respiratorias crónicas, los niños, personas alérgicas al ozono y adultos expuestos, se encuentran dentro de los grupos de riesgo4, que deberían tomar precauciones cuando la concentración supera los 180 µg/m3.

Teniendo en cuenta que se considera contaminante atmosférico y que es peligroso para la salud, podemos pensar que no es un buen desinfectante para uso ambiental o de superficies, pero además hay que tener en cuenta que los productos químicos biocidas deben estar inscritos en el Registro Oficial de Biocidas del Ministerios de Sanidad, y para ello deben pasar un procedimiento para su aprobación, en el que deben adjuntar ensayos que justifiquen su eficacia, los riesgos que implica su uso, las concentraciones máximas y mínimas de uso para que sea efectivo, las forma y medidas de protección necesarias para su empleo, etc. Actualmente el ozono se encuentra en estudio como sustancia activa en Alemania y en Holanda, pero todavía no han presentado ningún borrador de informe de evaluación, por lo que su empleo como desinfectante no es recomendable.

Tampoco aparece registrado, como sustancia activa, en la ECHA (Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas).

Por otro lado, tampoco aparece en la lista oficial de virucidas autorizados5, y cuya eficacia ha sido comprobada por la orden UNE EN 14476, ni en las recomendaciones de instrucciones de desinfección publicadas por el CDC (Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos) y la OMS (Organización Mundial de la Salud). Tampoco aparece en la lista de desinfectantes recomendados contra el SARS- COV-2 publicada por la EPA (Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos)6, más bien al contrario.

En un estudio sobre los generadores de ozono, la EPA asegura que “La evidencia científica disponible muestra que a concentraciones que no exceden los estándares de salud pública, el ozono tiene poco potencial para eliminar los contaminantes del aire interior7. “

En ese mismo estudio, especifica que además de no ser eficaz a concentraciones por debajo de los estándares de salud pública, la misma depende mucho de diversos factores que no siempre se pueden controlar, por lo que asegurar su concentración no siempre es posible, se conoce poco de los subproductos que generan y puede causar “dañar materiales como el caucho, revestimientos y telas de cables eléctricos y obras de arte que contienen tintes y pigmentos susceptibles”.

Es por eso, que para llevar a cabo tratamientos de desinfección, se debe acudir a empresas inscritas en el Registro Oficial de Establecimientos y Servicios Biocidas, que cuentan con profesionales que diseñan los procedimientos de desinfección, empleando desinfectantes y virucidas de contrastada eficacia y autorizados por el Ministerio de Sanidad, en las concentraciones adecuadas y adoptando las medidas necesarias en cada caso, para minimizar los riesgos asociados a la realización de un tratamiento químico.

FUENTES BIBLIOGRÁFICAS:

1.- Disinfectants and Disinfection By-Products. Session Objectives. Fuente: OMS.

2.- Efectos del ozono en la salud. Encuentro Bases Científico-Técnicas para mejorar la calidad del aire en España. Fuente: Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

3.- Ozono. Fuente: Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

4.- Efectos del ozono sobre la salud. Fuente: Sanitas.

5.- Listado de productos virucidas autorizados en España para su uso ambiental. Fuente: Ministerio de Sanidad Consumo y Bienestar Social.

6.- Listado de desinfectantes eficaces contra SARS-COV-2. Fuente: EPA.

7.- Generadores de Ozono que se venden como filtro de aire. Fuente EPA.

Nelia López Costa

Responsable Técnico. Licenciada en Ciencias Ambientales, ECOPLAGAS